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El enigma del reflejo

Es interesante descubrir las partes positivas de un posible “handicap” que pueda tener el material con el que trabajo, como es el cristal. Decididamente debe convivir con el reflejo del espectador fusionándose en una simbiosis íntima. Dado que el reflejo es una forma de espejo de la realidad, podrían definirse unas etapas por las que pasa el individuo frente a el; como el descubrimiento, identidad, engaño, cambio y proyección. Como dice el siguiente artículo.

Fuente:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3715642.pdf
[...] En el campo de la psicología son reconocidos los estudios de Jacques Lacan sobre el estadio del espejo o de Jean Piaget frente a la asimilación cognitiva de la imagen especular y su impacto en el desarrollo de la identidad del niño y su conocimiento de sí mismo, o de Sigmund Freud y sus ideas sobre el autoerotismo primario, todas estas teorías han sido posibles gracias a la saturación cultural de espejos en el mundo moderno y dependen exclusivamente de la presencia de los mismos para subsistir. Pero mucho antes de la cotidianidad de los espejos planos de metal, existía en primera instancia la superficie del agua en calma como espejo, que constituye la forma especular más antigua.

El mito de Narciso, deriva de este “descubrimiento” de la imagen propia reflectada en la película acuática, que se debe más a “la falta de costumbre de la reflexión facial en sus inicios” que a una relación psicológica natural del ser humano con su rostro. Caravaggio, en su Narciso, emplea un eje horizontal de simetría para representar al personaje y su reflejo, donde parece que el original y su doble convivieran en simbiosis, cada uno dependiente del otro y en igual estado de fascinación, mostrando una especie de interacción natural con la imagen propia.

Narciso ha sido interpretado en numerosas ocasiones como el adorador de las apariencias, de lo etéreo, de lo que no es, viendo su imagen reflejada en la película acuática del arroyo y de alguna manera conectándose e identificándose con la misma, a pesar de constituir una virtualidad, una proyección efímera y momentánea creada en un espacio no real, que depende precisamente de la presencia de él para existir. El error de Narciso consistía en querer comprenderse como una imagen y como una imitación perfecta de su idea. Para los griegos, la imagen reflectada estaba relacionada con la idea de profundidad e inmersión, en parte por la imagen virtual propia reflejada en los líquidos, de los cuales el vino y su copa contenedora –a manera de espejo cóncavo– eran el principal vehículo e instrumento para la exploración interna que permite ver a través del individuo y extraer sus pensamientos. [...]